Cada paciente ha de consultar previamente con su médico de cabecera el uso de un medicamento, de modo que sea una garantía para su salud y sea adecuado para el tratamiento de la dolencia.
Todo medicamento ha de ser adquirido en la botica o farmacia, y nunca en otros establecimientos que no tengan licencia, para evitar falsificaciones y malas condiciones de envasado.
El consumo ha de ser racional: es aconsejable la lectura del prospecto y consultar la fecha de caducidad. También es importante almacenarlos de modo apropiado dependiendo de la naturaleza del fármaco. Por último, llevarlo a un punto de reciclaje cuando haya pasado su fecha de caducidad o haya concluido el tratamiento.
También es aconsejable, en tratamientos de múltiple medicación, hacerse con una plantilla de modo que en él se anote la dosis, la frecuencia, y se lleve un seguimiento sobre si efectivamente se ha ingerido el medicamento. En muchos centros médicos existe un folleto explicativo del Ministerio de Sanidad en el que se adjunta una plantilla para tal servicio.
En caso de que tenga dudas de si lo ha tomado o no, es preferible que espere a la siguiente toma, evitando así que ingiera una dosis doble.
No se recomienda guardar pomadas junto a útiles de belleza ya que pueden confundirse y causar consecuencias inesperadas.
Conserve siempre el medicamento en su envase original y con su prospecto, para consultar cualquier duda.
Cuando acuda a los distintos profesionales de salud, médico de cabecera, especialista, dentista, etc… lleve la lista de medicamentos prescrito para su tratamiento de modo que la persona que le va a tratar sepa de su medicación y actúe en consecuencia a favor de su salud.
Pregunte a su médico o al farmacéutico cualquier duda que tenga antes de tomar la decisión de cambiar un fármaco o algún elemento de su tratamiento.
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